28 enero, 2013

Luchar




De tantas veces que besé el suelo mis labios quedaron impresos en él. 
De tantas lágrimas que derramé mis ojos quedaron secos.
De tantas sonrisas que regalé mi rostro quedó amoldado.
De tantas caricias que entregué mis manos se hicieron ásperas.

Caí y me levante, lloré y reí, amé y sufrí, acerté y me equivoqué, 
lo intenté, a veces gané y otras fracasé, 
pero no hubo un día en el que me acostará pensando que no lo había intentado,
 que no había luchado.
A veces la vida es fácil, muchas otras, una montaña rusa,
 pero si algo aprendí fue a amarrarme fuerte a la barandilla de seguridad, 
a mirarla a los ojos y a no bajar la cabeza nunca.
 Porque por muy mal que esté el camino,
 por muchas piedras que nos encontremos en él,
 tenemos la suerte de estar aquí para poder recorrerlo día a día,
 y sólo por eso, merece la pena luchar.

(Anónimo)

No hay comentarios: