02 enero, 2013

Decepción




La historia se repite, para todos a los que les toca decepcionarse,
pues es bien sabido que la alegría dura poco en casa del pobre
y al perro flaco, todo son pulgas.
Pasa algo parecido con las “grandes esperanzas rotas”.
A veces, depositas una fe, un sentimiento casi irracional en algo que en verdad no te va a dar de comer, algo que pase lo que pase, no va a impedir que el sol salga para todos al día siguiente.
Pero así son los sentimientos.
Presumimos de ser seres racionales, de estar un peldaño más arriba que los animales, pero a fin de cuentas, actuamos con la misma pasión y fe que ellos.
Así pues, cuando esperan de ti lo mejor… o esperas de ellos lo mejor…
Cuando piensas que mientras hay vida hay esperanza…
En el momento que aseveras que más dulce será la victoria cuando es más sufrida y trabajada…


Siempre llega la DECEPCIÓN.


Esa persona, que te devuelve a la cruda realidad,
esa realidad en la que el bueno nunca gana,
en la que el milagro en el último minuto no existe,
en la que la lucha no se ve recompensada,
cuando los buenos sentimientos no son suficientes,
saber que querer no es poder.


La historia siempre se ha escrito así. Vencedores y vencidos.
Nunca son ciertos los refranes.
No siempre quien lo sigue la consigue.
Pero, una vez más, a pesar de nuestra racionalidad,
siempre hay algo que nos empuja a tener fe y pensar que se puede girar la tortilla.


Un estribillo de una buena canción,
como aquella de Metallica, “ Nothing Else Matters”…


"Muy cerca, no importa que tan lejos 
No pudo ser mucho más que del corazón 
Por siempre confiando en quienes somos 
Y nada más importa"

Hay que seguir buscando ese sol invisible, para que nos alumbre y nos dé calor en nuestros momentos más oscuros.
Y es verdad, alguien me dijo que nunca se toca fondo.
En cualquier faceta de la vida, siempre llegan días brillantes y se ríe mejor al hacerlo el último.
No dejéis de buscar ese sol, aunque sea invisible.
Ese sol disipará la borrasca de la decepción.