30 septiembre, 2013

Pequeñas Reflexiones-2

El cargador de piedras.



Una maestro llamado Hu-Ssong propuso a sus discípulos el siguiente relato:

- “Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. 
La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra. 
Igualmente la cargó. Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba,
 hasta que aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar.
 ¿Qué piensan ustedes de ese hombre?”
- “Que es un necio”, respondió uno de los discípulos. “¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?”

Dijo Hu-Ssong:
- “Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros les han hecho,
 los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias equivocaciones. 
Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor
 contra los demás o contra nosotros mismos.
 Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros,
 nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro.”



El Asno y el Camello





Un asno y un camello caminaban juntos. El camello se movía con pasos largos y pausados.
 El asno se movía impacientemente tropezándose de vez en cuando.

Al fin el asno dijo a su compañero:

-¿Cómo es que me encuentro siempre con problemas, cayéndome y haciéndome rasguños en las patas,
 a pesar de que miro cuidadosamente al suelo mientras camino, mientras que tú que nunca 
pareces ser consciente de lo que te rodea, con tus ojos fijos en el horizonte,
 mantienes un paso tan rápido y fácil en apariencia?


Respondió el camello:

-Tu problema es que tus pasos son demasiados cortos y cuando has visto algo es demasiado tarde 
para corregir tus movimientos. Miras a tu alrededor y no evalúas lo que ves.
 Piensas que la prisa es velocidad, imaginas que mirando puedes ver,
 piensas que ver cerca es lo mismo que ver lejos. Supones que yo miro el horizonte, 
aunque en realidad sólo contemplo hacia el frente como modo de decidir qué hacer cuando lo lejano 
se convierta en cercano. También recuerdo lo que ha sucedido antes y así no necesito
 mirar hacia atrás y tropezar una vez más. De este modo lo que te parece confuso o difícil
 se vuelve claro y fácil.

Idries Shah

El hacha



Un maestro y su discípulo se preparaban para cortar leña: 
El discípulo trabajó sin detenerse a descansar, y acumuló una gran pila de leños.
El Maestro en cambio, dividió el trabajo en 2 periodos, cortando leña durante 50 minutos y descansando 10.
Al terminar, el Maestro reunió una pila de leños mucho mayor.
El discípulo, extrañado por lo que acababa de suceder le preguntó:

-¿Cómo es posible que hayas juntado mas leños que yo si estuviste descansando varias ocasiones?
El Gran Maestro le contesto:


-Mientras descansaba afilaba el hacha.