01 marzo, 2013

Aprende a Escuchar



La próxima vez que alguien te cuente su problema,
 no lo ignores ni le restes importancia, no creas que como no es tuyo,
 no tiene caso prestarle atención....
Piénsalo muy bien.
Aprende a escuchar a los demás.



Un ratón, mirando a través de un agujero en la pared, ve a un granjero y su esposa abriendo un paquete. Sintió emoción pensando qué era lo que contenía ese paquete.
¿Qué tipo de comida puede haber allí?... Pensó el ratón.
Pero quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ¡¡ratonera!!. Sin pensarlo, salió corriendo al patio de la granja a advertir a todos:
"¡¡Hay una ratonera en la casa!... ¡Hay una ratonera en la casa!  -gritaba-".


La gallina, que estaba cacareando y haciendo un hoyo en la 
tierra levantó la cabeza y dijo sin darle importancia al asunto:
Discúlpeme usted señor ratón. Yo entiendo que ese sea un gran problema para usted, más a mi no me incomoda.
El ratón fue hasta el cordero y le dice: "¡Hay una ratonera en la casa!"


Si, ya lo sé, señor ratón, pero no hay nada que yo pueda hacer, 
solamente pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones.


El ratón se dirigió entonces a la vaca, y ella, sin ponerle mucha atención le dijo: ¿Pero acaso, es mi vida la que corre peligro? 
Verdad que no?, así que no me molestes y vete.
Entonces el ratón volvió a la casa triste y abatido por ser el 
único preocupado por la ratonera.

Aquella noche se oyó un gran ruido, como el de una ratonera atrapando a su víctima.
La mujer del granjero corrió para ver lo que había atrapado. En la oscuridad de la noche, ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una víbora venenosa.
La víbora mordió a la mujer.
El granjero la llevó inmediatamente al hospital.
Ella volvió con fiebre.
Todo el mundo sabe que para alimentar a alguien con fiebre, nada mejor que un caldito de pollo.
El granjero agarró su hacha y fue a buscar el ingrediente 
necesario: la gallina.
Como la enfermedad de la mujer continuaba, los amigos, vecinos, y parientes, fueron a visitarla... Para alimentarlos, el granjero mató al cordero.
Por desgracia, la mujer no mejoró y acabó muriendo.... Fue 
entonces que el granjero vendió la vaca al matadero para cubrir 
los gastos del funeral.



"Aprende a escuchar:
debajo de cada palabra hay otras palabras"

Alejandro Jodorowsky

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